Por Peter Guber[1]
Casi al final de la temporada pasada, a eso de las 9 de la
noche, me encontraba sentado en un asiento a flor de suelo de las galerías del
estadio presenciando el juego mi equipo de baloncesto los “Guerreros Dorados
del Estado” (The Golden State Warriors),
un poco después de que me decidiera a ser el propietario del equipo
profesional de béisbol Los Angeles Esquivadores (Los Angeles Dodgers).
En los últimos minutos del juego, el equipo estaba perdiendo
por dos puntos. Hice una mueca y presione los puños a mis ojos al ver como uno
de nuestros principales jugadores falló dos lanzamientos libres seguidos. El
juego continuó en una suerte de caída cuesta abajo, en espiral, por un minuto
más o menos.
De pronto note una señal de alerta en mi teléfono móvil, era
Pat Riley, el presidente del equipo de baloncesto “Calor de Miami” (Miami Heat).
A medianoche, él estaba viendo nuestro juego, desde su
dormitorio en su casa de Miami. Y me llamaba para increparme "¡no hagas esas
muecas! ¡Perder es parte del
juego!”. “Ponle atención a las
estadísticas ... tu juegas 82 juegos regulares en una temporada de baloncesto,
tal vez algunos más por eliminatorias ..., también unos 164 partidos de béisbol,
y tal vez algunos juegos más después de la temporada, tantas veces como unos 270
juegos al año”.
¡Vas a perder un montón de veces! ¡Bastantes!
¡Acostumbrarse a que “perder” es una parte importante del
proceso!
¡Ese comportamiento no te ayuda a ti ni a tu equipo!
¡Tienes siempre que mostrarte a todos visiblemente positivo!
“¡Manejar tus derrotas es un desafío que debes estar
dispuesto a afrontar !
¡Jamás puedes ceder a ellas! "
Cuando las
cosas van mal, ganar es más una “actitud” que una “aptitud”.
Los consejos de Pat se convirtieron en una cosa importante para
mí. El liderazgo consiste en proveer inspiración al equipo, no sólo transpiración.
Se trata de reconocer que “ganar y perder” tiene una línea muy delgada que los
separa entre sí. Como líder, tienes que reconocer que el éxito tiene muchos
padres y el fracaso no, el fracaso es huérfano. Entonces el liderazgo es más
necesario.
Michael Jordan, considerado el mejor jugador de todos los
tiempos, de la NBA (Asociación Nacional de Baloncesto[2])
, da crédito a “su actitud sobre el fracaso” como un factor crítico de su enorme
éxito . Habiendo celebrado recientemente su cumpleaños número 50 en el Juego de
las Estrellas, me acuerdo de unas palabras que menciono en las que elegantemente
deja entender este proceso:
"He fallado más de 9.000 lanzamientos en mi carrera. He
perdido casi 300 juegos. En 26 ocasiones se me ha confiado para hacer el
lanzamiento que decidía el partido y fallé. He fallado una y otra y otra vez en
mi vida. Y es por eso que tengo éxito. "
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