Por Beth Constock[1]
Una tarde, hace más de diez años, yo estaba hablando por
teléfono con mi jefe, el ex presidente y jefe Ejecutivo de Operaciones de
General Electric Jack Welch, cuando la línea se cortó.
Llamé a su asistente Rosanne Badowski para decirle que la
conversación se había desconectado. Y ella me dijo "No, no se ha cortado",
"Jack te colgó el teléfono".
"¿Eh?" me pregunte. Y Rosanne dijo : "Él quiere que tu comprendas lo que se
siente al tener una conversación contigo", Quiere que comprendas que "Tú
eres demasiado brusca".
Nosotros nos hemos reído bastante de este tema. Una
aclaración bien hecha y con gracia como la de un tutor como Jack. Ya que Jack mismo,
fue bastante tosco y abrupto unos
meses antes, cuando me llamó a su oficina.
"Uno tiene que involucrarse con las cosas." Eso fue lo que el dijo. Yo acababa de
salir de una larga década de trabajo, en la el sector de los medios de
comunicación trabajando con Welch en la estrategia de comunicaciones, para
saltar al sector empresarial de las cosas en General Electric, .
Mi vida en los medios de comunicación, especialmente en las
redes de noticias, fue una carrera de adrenalina, carrera que se ajustaba de una
fecha límite ha otra fecha límite. Si no salía al aire, no era nadie. Estaba
muerta. Y salir al aire primero traía un sentido de realización. Por no hablar
de los derechos a fanfarronear de lo logrado.
Para mí, fue un torbellino constante: darle sentido al flujo
constante de información que llegaba, llamando a los periodistas que cubren las
noticias para nosotros, para decirles lo que estaba pasando y por qué lo
estábamos haciendo mejor. Yo diría que a veces, si tan sólo hubiera podido
hacer las llamadas telefónicas con ambas manos y pies, todo habría estado bien
(en ese tiempo no teníamos correo electrónico, sin embargo, la sala de
redacción de noticias contaba con un arcaico sistema de mensajería instantánea
que satisfacía mi necesidad de realizar tareas múltiples ).
El movimiento rápido y el estar bien organizado fueron mis puntos
fuertes. Cuanto más había que hacer, más viva me sentía . Productiva.
Eficiente. Cada elemento necesario de mi lista era comprobado con vehemencia,
hasta mis pistas grabadas. Me encantaba la emoción, y yo era buena en mantenerme
al día con ella.
En ese entonces, ¿Quién mejor que yo para llevar a cabo
tareas trabajando para Jack Welch, el Sr. velocidad y simplicidad.
Imaginen mi sorpresa cuando el me llamó a su oficina ese día
y me llamó la atención por ser demasiado eficiente. Mi afán de hacer todo,
utilizando mi lista de tareas pendientes, junto a mi reservada y tímida
naturaleza, me fueron tornando en una persona brusca y fría. Así empecé en todas
las reuniones a saltar sobre las necesidades y a dejarlas una vez bajo control.
"Uno tiene que involucrarse con las cosas que
hace."me dijo Jack. "Tómate tu tiempo para conocer a la gente.
Entender de dónde vienen, lo qué es importante para ellos. Asegúrate de que
estén contigo."
Por lo general, mis colegas no sabían qué decirme, y yo
ciertamente ni les di tiempo para averiguarlo.
Oí a Jack fuerte y claro. Pero sinceramente, me tomó un
tiempo absorver el impacto que sus palabras tuvieron conmigo, e incluso más
tiempo para cambiar mi comportamiento. Después de todo, esos mismos atributos
me habían llevado a estar en mi rol, en el primer lugar.
A veces me estremezco cuando pienso cómo estuve tantas
veces, y el tiempo que me tomo cambiar mi manera de hacer las cosas. Y aun
ahora, hay momentos en que me olvido del consejo de Jack (que tiene una década
de antigüedad). Sí, he aprendido
no sólo a involucrarme más, sino a disfrutarlo. Tomar un tiempo para pensar y un
tiempo para conectarme con la gente es tan importante como el conseguir hacer
todas las cosas. A veces tienes que ir lento antes de ir rápido.
Siempre estaré agradecida por el tiempo y el humor que Jack invirtió
en enseñarme esos importantes trabajos y lecciones de la vida. Y por ello le
deseo muchas felicidades en retorno.
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