Por Yorcka Torres
San Francisco de Campeche acogió hasta este domingo, 17 de noviembre, el primer simposio sobre investigación, conservación y manejo del Patrimonio Cultural sumergido en México, organizado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
Entre este patrimonio se encuentran por ejemplo los cenotes en la península de Yucatán, sitios rituales que también guardan en sus aguas cristalinas restos humanos de la importante civilización que vivió en esas tierras.
Además, cientos de embarcaciones sumergidas y miles de ofrendas yacen ocultas en mares, ríos lagos y cuevas inundadas, que forman parte de la riqueza cultural de México.
México fue elegido miembro del primer Consejo Consultivo Científico y Técnico de la Convención para la Protección del Patrimonio Cultural Subacuático, perteneciente a la UNESCO.
A través de ese Consejo, el país brinda asesoría científica y técnica sobre investigación y protección del
patrimonio localizado bajo las aguas marinas y continentales a escala internacional.
El patrimonio cultural subacuático comprende todos aquellos rastros de existencia humana que estén o hayan estado bajo el agua, parcial o totalmente y que tengan un carácter cultural o histórico.
Reconociendo la creciente necesidad de proteger este patrimonio, la UNESCO elaboró en 2001 la Convención sobre la Protección del Patrimonio Cultural Subacuático.
Según dicho organismo, se estima que en el fondo de los océanos del planeta yacen diseminados más de 3 millones de pecios de navíos naufragados, aún por descubrir. Algunos de estos pecios tienen miles de años de antigüedad.
Además, los vestigios de un sinnúmero de edificios antiguos se hallan sumergidos bajo las aguas del mar. En general, estos vestigios fueron a parar bajo las aguas a causa de factores como hundimientos de tierras, terremotos, inundaciones, desprendimientos o de la erosión.
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