Por Martha Stewart[1]
El mejor consejo que he recibido fue de mi padre, cuando yo
tenía 12 años de edad y estaba dispuesta a escuchar. El me dijo que con mis
características personales, yo podría, si me lo propusiera en mente, hacer cualquier
cosa que quisiera.
Este consejo me inculcó un gran sentido de confianza y a
pesar del hecho de que a veces he estado un poco nerviosa, salí e hice lo que
quería hacer cuando yo quería hacerlo. Creo que muy a menudo depende de los
padres ayudar a construir la confianza en sus hijos. Es una parte muy necesaria
del crecimiento.
Cuando miro hacia atrás en los años en que yo estaba
explorando las opciones de carreras profesionales y descubrí mi verdadero
espíritu emprendedor, mis opciones fueron bastante eclécticas. Apenas estaba en
mi adolescencia cuando empecé a tomar un autobús desde mi ciudad natal en
Nutley, Nueva Jersey hasta Nueva York, donde trabajé como modelo. Este trabajo
fue muy divertido y lucrativo. Exigía un cierto optimismo y una capacidad que
no todo el mundo posee. Sin embargo, para el momento en que me casé y terminé
mis estudios universitarios en historia y en historia de la arquitectura,
estaba cansada de modelar. Quería construir mi carrera, y deseaba hacer algo
más estimulante intelectualmente .
Armada principalmente con el aliento de mi padre en el que yo
podía hacer cualquier cosa que me propusiera, consideré mis opciones. Yo no
tenía capital para iniciar mi propio negocio. Sin embargo, si tenía un gran
deseo de trabajar duro y aprender. Así que me fui a Wall Street y me uní a una
pequeña casa de bolsa donde aprendí a ser corredor de bolsa. Fue una educación
excepcional en los negocios y a menudo fue muy emocionante, pero nunca
desarrolle una pasión por ella.
Me encantaron las casas, los jardines y la decoración, así
que pensé que los las propiedades inmobiliarias podrían ser una buena carrera
para mí, pero dejé este negocio sin tener que propiciar una sola reunión de oferta
a puertas abiertas o siquiera comprar una única propiedad! Sin embargo, incluso
durante mi breve tiempo en el sector inmobiliario yo tuve una importante
lección, “He aprendido que el verdadero trabajo, en cualquier trabajo, puede
ser muy diferente de lo que tu te imaginas.
Incluso antes de encontrar mi espíritu emprendedor, una cosa
que sabía era que me gustaba cocinar y concentrarme en el hogar. Empecé horneando
pasteles y vendiéndolos en el mercado local. Abrí un pequeño mercado de
alimentos gourmet llamado
Marketbasket donde vendía mis propios alimentos, así como otros que encargaba
localmente a un grupo de mujeres. Entonces di un paso mayor: Empecé un negocio
de catering. Desde el primer evento, supe inmediatamente que había encontrado
una empresa que combinaba varios de mis talentos, mis intereses, y algunas de
mis experiencias en los negocios.
El catering me allanó el camino para encontrar mi verdadera
pasión. Si uno desea iniciar un viaje para descubrir su pasión empresarial,
primero debe analizar sus propios intereses, fortalezas, debilidades y deseos,
y entonces debe considerarse cuidadosamente lo duro que uno desea trabajar.
Siempre me ha parecido muy difícil diferenciar entre lo que
otros podrían considerar mi vida y mi negocio. Para mí ambos están inextricablemente
entrelazados. Es porque tengo la misma pasión por ambos. En pocas palabras, mi
vida es mi trabajo y mi trabajo es mi vida. Como resultado de ello, me
considero uno de los afortunados porque me emociono cada día: Me encanta
despertarme, me encanta ir a trabajar, me encanta dedicarme a una nueva
iniciativa.
Hay muchas, muchas personas que me han inspirado, me han enseñado,
influenciado, y me apoyaron durante los años que he estado visualizando,
creando, construyendo y administrando mi proyecto empresarial propio, pero
nunca olvidaré el favor que mi padre me hizo cuando me inculcó la tenacidad que
necesitaba para construir una carrera en base a lo que más me gusta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario