Por Richard Branson [1]
¿El mejor consejo que he recibido?
Simple: no te lamentes.
¿Quién me dio el consejo?
Es la
palabra de mi Mamá .
Si usted le preguntara a cada persona en el mundo quien les
dio su mejor consejo, es una apuesta segura que la mayoría dirá que fue su
madre. Yo no soy la excepción. Mi madre me ha enseñado muchas lecciones
valiosas que han ayudado a darle forma a mi vida.
Pero el "no tener nada que lamentar" destaca por encima de todos los demás, por que ha estado presente en todos los
aspectos de mi vida y en cada decisión de negocios que he tenido que tomar.
Una cosa es repartir consejos, y otra de predicar con el
ejemplo y mostrar exactamente lo que quiere decir a través de tus acciones. Mi
madre siempre ha tenido esa racha emprendedora entusiasta de sí misma, y lo
sigue haciendo hoy en día. Cuando yo era un niño, ella me inspiró a tomar
riesgos en todo tipo de proyectos empresariales. La mayoría de ellos no
funcionaba (en particular el cultivo de árboles de Navidad y la cría de periquitos!). Pero las lecciones aprendidas fueron invaluables.
La cantidad de tiempo que las personas dedican a mirar hacia
atrás en proyectos fallidos siempre me asombró. Si sumáramos todas las horas
que pasamos lamentando errores y utilizáramos ese tiempo para desarrollar
nuevas ideas, quién sabe cuántos nuevos brillantes negocios crearíamos. Incluso
ahora, mi madre inicia más nuevos proyectos en una semana que la mayoría de la gente hace en un año.
Ella me explicó cómo pensar de los reveses como parte de la
curva de aprendizaje. A veces serán caros, pero si te concentras en mirar hacia
adelante y no hacia atrás, la subida será más fácil. Mi madre fue capaz de
arraigar ese consejo en mí, no sólo con palabras, sino con acciones.
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