1. Participa
- Los niños toman en cuenta tus actitudes. Su interés en la escuela se puede incrementar si ven tu interés, ya sea que te unas al consejo para padres, seas voluntaria en las actividades escolares, acudas a eventos de la escuela, o te interese conocer a sus maestros.
- “Los niños necesitan sentir que apoyas su escuela y que tienes una relación positiva con ella”, asegura Jeff Kluger, del Ontario Institute for Studies in Education, de la universidad de Toronto. “Si esa relación se rompe, es más difícil para tu hijo ser positivo.”
2. No te obsesiones por las calificaciones
- Es normal que te preocupes por las calificaciones de tu hijo y que consultes con sus maestros si van bien. Pero no hagas de las calificaciones tu única preocupación ni hagas de tus expectativas algo abrumador.
- “Esa es una buena manera de hacer que les deje de gustar la escuela”, asegura Kluger. “Queremos que los niños disfruten de la escuela. La atención debe centrarse en el proceso, el aprendizaje, no en obtener calificaciones excelentes.
3. Borra lo “aburrido”
- “No creo en esa palabra,” dice la Dra. Deborah Chesnie Cooper, una psicóloga educacional y de desarrollo de Toronto. Cuando los niños dicen que les aburre, asegura la Dra., lo que realmente quieren decir es que se sienten frustrados con su aprendizaje (porque es muy difícil o muy fácil), no se relacionan con la materia (por ejemplo, en qué les ayudan las matemáticas en la vida diaria), no les gusta cómo se les enseña, o porque están preocupados por su rendimiento.
- Habla con tu hijo y pregúntale qué es lo que encuentra aburrido. Las soluciones pueden ser nuevas estrategias de aprendizaje, atención extra o retos adicionales.
- Otra táctica es simplemente explicarle que no todos tenemos los mismos gustos, que no todas las materias pueden ser su materia favorita y que no en todas pueden dar lo mejor de sí, aunque de todos modos tienen que intentar. El darse cuenta de eso puede aliviar su aburrimiento y su estrés por la materia.
4. Ayuda con la tarea
- Esto no quiere decir que hagas la tarea con ellos (aunque si son pequeños, guiarlos puede ser apropiado), sino que les ayudes a desarrollar un programa.
- ¿Por qué a algunos niños les desagrada la tarea? No se debe necesariamente a que el trabajo sea difícil, sino porque lo hacen a un lado o intentar apresurarse a hacerlo. Define una hora para hacer la tarea, tal vez después de un descanso después de la escuela pero antes de la televisión u algún otro juego, y respétala.
- “Ayúdales a que se organicen y a que sigan una rutina”, asegura la Dra. Chesnie Cooper. Los niños se sentirán mejor si completan su tarea sin tantas discusiones y con tiempo de sobra para relajarse y divertirse.
5. Disminuye la programación
- Piensa en cómo tu propio trabajo (y tu actitud hacia él) sufre cuando estas saturada. Lo mismo les ocurre a los niños.
- “Cuando los niños están sobre-programados es muy difícil que se concentren en la escuela”, asegura Kugler. Si les das un descanso se mantendrán frescos y listos para otro día escolar con más energía y entusiasmo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario