A veces
los padres piensan que una vez que han dado respuesta a la mala conducta de su
hijo su trabajo ha terminado. Que ellos ya
han cumplido su deber y su responsabilidad.
Desafortunadamente,
esto no es así, puede haber aún tensión resultante en la relación entre padres
e hijos, los niños se sienten culpables, a la defensiva, o incluso pueden hasta
tener sentimientos de venganza.
Adicionalmente, el verdadero
arrepentimiento no ha tenido lugar. Esto
deja espacio para la ira o incluso la amargura.
La
disciplina no estará completa hasta que se restablezca la relación entre el
padre y el niño. El niño
tiene que entender lo que estaba mal, pero también debe sentir amor
incondicional y aceptación por parte de sus padres.
El
secreto de una disciplina constructiva se obtiene con la tecnica de la “Conclusión Positiva”. La Conclusión Positiva es en sí, una
discusión que tienen los padres con sus hijos después de un castigo dado y
después de que el niño se ha restablecido. Se utiliza la “Conclusión Positiva” cada vez
que se necesita corregir o reorientar a los hijos. Hablar sobre el problema, lo
que salió mal, y luego hablar de lo que podría ocurrir de manera diferente y
correcta la próxima vez.
Durante
las primeras etapas de desarrollo (entre los dos y ocho años de edad), la Conclusión
Positiva puede consistir en “tres
preguntas y una declaración”, dando a los niños un modelo útil para
reflexionar cada vez que algo sale mal y son disciplinados.
A pesar
de que los niños de dos y tres años de edad no serán capaces de responder de
manera adecuada, es útil comenzar este patrón cuando están jóvenes. Puede que
tenga que hacer pasar a niños en edad preescolar a través del proceso a fin de
que ellos se beneficien de este. En
niños de cuatro a ocho años de edad, aprenderán rápidamente a esperar las preguntas
y la declaración y serán capaces de aprender de la experiencia. A medida que los niños crecen, es posible
que dejen de lado la estructura y observen los principios subyacentes en el
proceso.
A
cualquier edad, es útil pasar algún tiempo discutiendo el problema con el fin
de terminar el periodo de disciplina con un final positivo. La Conclusión Positiva no es un interrogatorio. Es una actividad important entre los padres y
los niños para expresar amor, perdón y aceptación durante este debate. Una mirada más de cerca a estas tres
preguntas y a la declaración le mostrarán el beneficio que cada una ofrece y
hace de la disciplina una experiencia de aprendizaje constructivo.
La primera pregunta es, ¿Qué hiciste mal?
Haga la pregunta de una manera
suave, sin acusar. Esto
permite al niño admitir su pecado personal. Es importante que el niño asuma la
responsabilidad de su parte en el problema y demuestre pena por ella. Si hay otras personas involucradas, ya que a
menudo suele ser así, un niño no debe excusarse de un delito culpando a alguien
más. Los
pecados de otros tampoco no justifican las acciones equivocadas de uno mismo.
Recuerde que
es probablemente raro que dos niños se acerquen a uno, y discutan y
peleen delante de un mayor, culpándose el uno al otro por el problema. ¿Me golpeó? ¿Me agarró del libro? Casi siempre, ambos niños están mal y
podrían haber respondido de manera diferente. Se necesitan dos hijos egoístas para tener
una pelea.
Un
error común que los padres suelen hacer es enfrascarse en un diálogo sobre toda
la situación: ¿Quién más estaba equivocado, y si era justo o no, o por qué
suceden estas cosas. Estas
discusiones pueden ser útiles, pero usted obtendra mucho más resultado si
empieza por preguntar ¿qué hiciste mal?, así permite que el niño asuma la
responsabilidad de su propia parte del problema.
A veces
los niños dicen que no saben lo que hicieron mal. Si realmente no lo saben, estará
bien pedirles explicaciones. Si, por
el contrario, están tratando de evitar la responsabilidad, entonces será útil
darles tiempo a solas hasta que estén listos y tengan con claridad su parte del
problema.
La segunda pregunta es, ¿Por qué estaba mal lo que hiciste?
Esta
pregunta se debe utilizar para abordar directamente los problemas del corazón,
de sus emociones. Señale las cualidades de carácter como el orgullo, el
egoísmo, la ira o la falta de respeto. Ayude
al niño a aprender que el comportamiento es sólo un síntoma y proviene de algo
más profundo. Los
padres y los niños ven el comportamiento, pero las personas sabias y Dios miran
el corazón. Ejemplo: “Si
Sally cogió el libro, Karen todavía tiene que aprender a responder con
amabilidad y auto-control.”
La
mayoría de los niños, en un principio, tienen dificultades para comprender por
qué sus acciones son incorrectas. La técnica
de la “Conclusión Positiva” les da la oportunidad a los padres de enseñar con
suavidad, sin predica. Ayuda a
su hijo a ver, reconocer, que una actitud
particular puede ser descortés o irrespetuosa. Recuerde que la disciplina requiere de la
enseñanza.
Con
niños pequeños se pueden dar tres reglas: obedecer, ser amable, y mostrar
respeto. Cuando
se le pregunta ¿Por qué estaba mal lo que hiciste? el niño tiene tres opciones, ¡yo no estaba
obedeciendo! o ¡No
fui amable con esa persona! o ¡No
fui respetuoso!
La
pregunta ¿Por qué? y sus
respuestas proporcionan oportunidades a los padres para enseñar a los niños
acerca de las consecuencias de las malas decisiones. El libro de Proverbios enseña que los
padres son una fuente de conocimiento y discernimiento. Ingenuidad e inmadurez nos llevan a hacer cosas
tontas. Las
acciones son tontas cuando no se considera que los resultados serán negativos. Los padres pueden usar sesiones de
disciplina para enseñarles a los niños a anticipar las consecuencias de sus
acciones.
Una vez
que un niño se da cuenta de por qué el comportamiento es incorrecto, la tercera
pregunta ayuda a clarificar lo que debe hacerse en su lugar.
¿Qué vas a hacer la próxima vez?
Esta pregunta se centra en una mejor manera
de responder. El padre sabio utiliza esta pregunta para continuar la enseñanza. Al comunicar la respuesta correcta
verbalmente, su hijo empezará a ver la diferencia y aprenderá a cambiar. A menudo, esto requiere tiempo y disciplina,
sesiones repetidas, pero está bien. Los
niños aprenden a través de la repetición.
Finalmente,
terminen siempre con una declaración, si una afirmación.
La declaración es útil,
Bien,
sigue adelante y vuelve a intentarlo. Yo creo en ti. Sí, vas a cometer errores habrán consecuencias,
pero podemos discutirlas y aprender juntos. Denle a los niños el estímulo para
intentarlo de nuevo. Todo el mundo comete errores, y la mejor respuesta es
parar, pensar en ello y, a continuación, intentarlo de nuevo.
La “Conclusión
Positiva” es importante cada vez que se aplica la disciplina. Es el secreto para hacer de la disciplina una
experiencia constructiva. La “Conclusión
Positiva” es una parte esencial del proceso de disciplina. El paso por las tres preguntas y la
declaración proporciona un marco que permite a los niños admitir que estaban
equivocados y determinar qué hacer bien la próxima vez. La “Conclusión Positiva” da una oportunidad
para que usted comunique su confianza y fe en sus hijos mientras les dice que vayan
y vuelvan a intentarlo.
Después
de la Conclusión Positiva, el niño puede necesitar completar la restitución o
la reconciliación con el fin de quedar con la conciencia tranquila. El conflicto no resuelto obstaculiza la
conciencia tranquila. Un niño
debe tener la oportunidad de decir,” Estaba equivocado, por favor, perdóname,” y luego sentirse perdonado. El niño puede tener que recoger los libros
que fueron lanzados en la ira o consolar a un hermano que fue ofendido y luego
sentir la relación restaurada.
El restablecimiento de la tranquilidad, del lazo de amor de los
padres, finaliza el proceso de disciplina con una nota positiva que
influenciara enormemente en las relaciones con su hijo y en la autoestima de él.
Al comenzar a enseñarles a sus hijos cómo
responder a sus propias debilidades y defectos de una manera constructiva, se
les está dando un regalo que durará toda la vida.
Esperamos que estás ideas les sean de utilidad
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