Las
Sagradas Escrituras hacen hincapié en que el interés principal de Dios es llegar al corazón de las personas, al origen de las emociones. Ante una mala conducta, los
padres de familia sabios van más allá de la conducta, van al origen de lo que está
sucediendo, a un nivel más profundo. Se
trata pues de las actitudes y las motivaciones del niño.
El empleo
de esta técnica, en otras palabras consiste en enseñarle a los niños a
concentrarse en sus corazones, en sus emociones, entonces ustedes podrán verlos
hacer ajustes de su actitud, no sólo del cambio de su comportamiento. Usted llegará a la raíz de la desobediencia
o de la falta de madurez y les ayudara a hacer cambios que les servirán a los
niños para toda la vida.
“Hacer
una pausa” es sacar al niño de una situación o actividad inmediatamente después
de que el niño ha tenido una mala conducta. Esta regla es útil y pues el niño es instruido
para “tomar un descanso” y reflexionar sobre sus emociones. El lugar para hacerlo debe ser un lugar alejado de cualquier actividad o
estímulo. El niño permanecerá allí sin hablar con nadie hasta que esté listo
para regresar a hablar con sus padres. El
padre tampoco debe dialogar con el niño hasta que el niño está listo para hacerlo. Cuando el niño esta allí, los
beneficios de la vida en familia se suspenden mientras el niño está trabajando
y reflexionando con sus emociones (con su corazón). “Hacer una pausa” le da tiempo al niño, bajo
la orientación de los padres, a determinar cuándo tiene que volver y hablar
sobre el problema. Cuando
se utiliza correctamente, “Hacer una pausa” puede ayudar a que los niños miran
más allá de su conducta y vean la necesidad de permitir a Dios trabajar en sus
corazones.
“Hacer
una pausa” no es el mismo que esperar aislado por un tiempo. Muchos tienen
dificultad con este tiempo de espera y por buenas razones. Por lo general, el tiempo de espera es un
término usado para aislar a un niño como castigo por hacer algo mal mediante el
simple envío de ese niño a un lugar por un periodo de tiempo determinado. Se trata de "un castigo por aislamiento"
y puede ser contraproducente para el proceso de disciplina. Esperar que los
niños resuelvan sus problemas por sí solos no es realista. Más aún, el aislamiento puede parecer que
fuerza a los niños a estar alejados del amor de los padres. Por ello “Hacer una pausa” es una técnica
mucho más valiosa, ya que, si se hace correctamente, se concentra en las
emociones y el corazón.
El
objetivo de “Hacer una pausa” es que el niño
experimente el arrepentimiento. Hacer una pausa les enseña a los niños una
visión más exacta de la realidad. Existe
un Dios que es amor y que odia el pecado. Cuando sus hijos le desobedecen,
experimentan la separación como una consecuencia natural de la desobediencia. Dios amorosamente espera a que vuelvan a él
con su confesión y su arrepentimiento.
"Hacer
una pausa" proporciona la motivación para arrepentirse al permitir que el niño
experimente la sensación de quedar excluido de la participación en la vida
familiar. Los
padres pueden obligar a un niño a cambiar sus acciones, pero no pueden obligar
a cambiar su corazón. Los
padres pueden, sin embargo, motivar a los niños a cambiar. Debido a que la separación puede motivar el
arrepentimiento, Hacer una pausa puede ser útil como parte del proceso de
disciplina en lugar de ser visto simplemente como una consecuencia.
A
través del principio de la separación, los niños aprenden que una persona no
puede disfrutar de los beneficios de la familia sin respetar los principios que
la hacen funcionar. Los
padres, mientras comunican su amor incondicional, les enseñan a sus hijos que
la separación es la consecuencia natural de la desobediencia.
Un
aspecto importante de “Hacer una pausa” es que el niño ayuda a determinar la cantidad
de tiempo que pasara en el lugar donde estará. Dado que el arrepentimiento es la meta, es
difícil para los padres saber cuándo un niño está listo para volver. Volver demasiado
pronto luego de tomar una pausa puede causar un corto circuito sobre lo que
Dios quiere hacer. Permanecer
demasiado tiempo también puede causar desánimo innecesario. Los padres deben ser capaces de discernir por
las expresiones de la cara en el niño, por la postura y por su tono de voz si
el arrepentimiento ha tenido lugar, o al menos que sus emociones se han descargado
para que el niño pueda seguir adelante en el proceso de disciplina.
Cuando se
“Hace una pausa” el niño permanece en el lugar de descanso hasta que se haya
calmado y esté listo para hablar sobre el problema. El niño regresa entonces a sus padres y es
más fácil llegar a la llamada “Conclusión Positiva”, que es una discusión sobre
lo que salió mal y lo qué se debe hacer diferente la próxima vez.
Esta es
una diferencia fundamental entre el modelo de “Hacer una pausa” y lo que se
practica a menudo en el tiempo de espera aislado. La longitud de tiempo que un
niño elige para “Hacer una pausa” no es importante excepto en lo que se refiere
a las necesidades del niño. Con
frecuencia todo lo que se necesita es un recordatorio y el niño está listo para
entender sus emociones, cambiar su corazón y volver a discutirlo. En algunos casos, el hacer una pausa es
breve, dura sólo unos pocos segundos. Otras
veces, a causa de la terquedad, puede tardar más de veinte minutos o varias
horas. En
cualquier caso, se recomienda que el niño sea el que decida cuando la hora de la
pausa haya terminado.
Hacer una pausa puede ser usado en su familia
Desde
un punto de vista muy práctico, "Hacer una pausa" puede ser una excelente manera
de hacer frente y corregir la mayor parte de los casos que suceden día a día con
los niños. Puede
convertirse en la técnica de disciplina principal que se utiliza en una familia
para ayudar a los niños a cambiar. Para
el niño de tres años de edad que grita de frustración, para el de siete años
de edad, que continuamente interrumpe y para el de trece años de edad, quien se
burla sin descanso, todos necesitan entender por qué sus acciones son
incorrectas y ver la necesidad de cambiar sus emociones o su corazón, así como sus hábitos de
comportamiento.
Al
principio, los niños se resisten a “Hacer una pausa”. Algunos no quieren
alargar el proceso de disciplina, sino que tratarán de acabar de una vez con
demasiada rapidez. Estos
niños están en peligro al tratar de modificar su comportamiento sin
arrepentimiento. Es
importante que los niños aprendan a “Hacer una pausa” y asegurarse de que su
corazón está respondiendo correctamente antes de pasar a la solución.
Los
niños pueden tratar de salir antes de que estén listos o pueden moverse
definitivamente fuera del lugar donde se les dijo que se sentaran. La responsabilidad de los padres es enseñar
a los niños que deben obedecer. Un
padre puede impedir que un niño se mueva del lugar sosteniéndolo con firmeza o
devolviendo al lugar correcto. Estas
acciones se realizan con pocas palabras a fin de no alentar la rebelión, dándole
atención a la situación. Los
padres tienen que ganar en estas situaciones con el fin de lograr que el “Hacer
una pausa” se constituya en una disciplina efectiva en el futuro.
Incluso
niños de tan sólo tres o cuatro años de edad, que no son capaces de entender la
palabra "arrepentimiento", pueden entender que tienen un corazón
blando y eliminar la rebeldía de sus corazones. El primer paso del arrepentimiento es
simplemente que el niño se calme, deja de luchar, y esté listo para trabajar en
el problema. Los
niños mayores son capaces de procesar lo que salió mal y volver a los padres
con un plan específico para saber cómo hacerlo bien la próxima vez. En esencia, los niños pueden utilizar el
“Hacer una pausa” para sentar cabeza, así ellos se dan cuenta que han hecho
algo mal y están dispuesto a cambiar.
A veces
los niños, especialmente aquellos que están aprendiendo a “Hacer una pausa”,
quieren volver antes de que estén listos, u optan por permanecer allí por más
tiempo del necesario. El
padre entonces debe ayudar a estos niños a procesar sus emociones y aprender a
iniciar la conclusión del proceso de disciplina apropiado. En estos casos puede ser apropiado tener un
niño que se siente en el lugar de descanso al menos cinco minutos. El énfasis en "al menos" es
importante, ya que puede tomar más tiempo que eso. El niño tiene que evaluar su disposición a
volver.
Es más
beneficioso “Hacer una pausa” y tomar una “Conclusión Positiva”, pues no solo ayuda
a determinar la preparación del niño, sino que también lo ayudan en el proceso de
atender un mal comportamiento o una ofensa de manera sabia. Al enseñar a sus hijos a “Hacer una pausa” y entender el arrepentimiento, usted les está
dando un valioso regalo que durará toda la vida.
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