Por: Joseph K. Torgesen [1]
Corregir las
fallas al inicio es mejor que dejarlas crecer. Cuando
se trata de ayudar a los niños que tienen problemas para aprender a leer, la
detección temprana de las dificultades es
vital. Este artículo de Joseph Torgesen trata sobre el proceso y los
instrumentos de evaluación más utilizados.
Uno
de los hallazgos más fascinantes de recientes investigaciones sobre lectura es
que los niños que empiezan mal rara vez recuperan o se nivelan. Tal como han
documentado varios estudios, los lectores de primer grado mediocres, casi
invariablemente siguen siendo lectores mediocres (Francis, Shaywitz, Stuebing,
Shaywitz, y Fletcher, 1996; Torgesen & Burgess, 1998).
Y
las consecuencias de un mal comienzo en la lectura se convierten en monumentales
a medida que se van acumulando exponencialmente con el tiempo. Como señaló Stanovich
(1986) en su trabajo conocido como los "efectos Matthew" (los ricos cada
vez se hacen más ricos y los pobres más pobres).
Asociadas
a la falta de las habilidades de lectura, las consecuencias comprenden desde
actitudes negativas hacia la lectura (Oka y Paris, 1986), a la baja oportunidad
de crecimiento del vocabulario (Nagy, Herman, y Anderson, 1985), a la pérdida
de oportunidades para el desarrollo de estrategias de comprensión de lectura
(Brown, Palinscar, y Purcell, 1986), hasta llegar a una práctica real menor de
lectura por los niños que tienen fallas en comparación con otros niños
(Allington, 1984).
La mejor
solución para al problema de insuficiencia en la lectura es la asignación de
recursos para la identificación temprana de las fallas y su correspondiente prevención.
Es
considerado una tragedia de primer orden que mientras por un lado se espera
demasiado tiempo, por otro, pocas escuelas
tienen un mecanismo para identificar y ayudar a los niños antes que las fallas de
lectura se asienten en ellos. De hecho, en la mayoría de los casos, no hay una identificación
sistemática de las fallas hasta el tercer grado, por el que el tiempo para remediar
los problemas de manera exitosa es más difícil y más costoso.
Los
esfuerzos preventivos en la escuela deben ser diseñados para mantener el
crecimiento de las habilidades de lectura de palabras críticas en niveles más o
menos normales durante todo el período inicial de primaria.
Aunque
el desarrollo adecuado de estas habilidades en el primer grado no garantiza que
los niños vayan a seguir manteniendo un crecimiento normal en el segundo grado
sin ayuda adicional, será positivo en la medida que permita que los niños a que
no decaigan muy por detrás de sus niveles necesarios durante sus primeros años
en la escuela.
A
la vez las escuelas se deben mover en un sistema de modelo "correctivo"
más que en uno de modelo de intervención "preventiva".
Una
vez que los niños quedan atrás en el crecimiento de sus habilidades de lectura crítica
de palabras, pueden requerir intervenciones muy intensas para volver a los
niveles adecuados de precisión en la lectura (Allington y McGill-Franzen, 1994;
Vaughn y Schumm, 1996), y la fluidez de la lectura pueden ser aún más difícil
de restaurar, debido a que los niños pierden gran cantidad de práctica de
lectura durante los meses y años en que son malos lectores (Rashotte, Torgesen,
y Wagner, 1997).
[1] El propósito de este artículo es proporcionar consejos
prácticos sobre los métodos para “prevenir el fracaso en la lectura”, que están
basados en los nuevos conocimientos sobre la lectura adquiridos a lo largo de
las últimas dos décadas. El enfoque principal es la identificación temprana de
niños con riesgo a problemas en el aprendizaje de la lectura, así como métodos
para el seguimiento del crecimiento de las habilidades de lectura crítica temprana.
El objetivo es describir los procedimientos que permiten a los educadores a
identificar a los niños que necesitan ayuda adicional en la lectura, antes de
que experimenten faltas grave, y para supervisar el desarrollo temprano de las
habilidades de lectura al identificar a los niños que puedan necesitar ayuda
adicional, con procedimientos de lectura e instrucciones para la escuela
primaria.
Esta propuesta se basa en
la investigación de Richard Wagner, Carol Rashotte, y mía propia (Joseph K.
Torgesen), llevadas a cabo tanto en la predicción y prevención de
discapacidades de lectura (Torgesen, Wagner, y Rashotte, 1994, 1997,. Wagner,
et al, 1994, 1997), así como en el trabajo de muchos otros investigadores que ha
sido revisado anteriormente (verano de 1995).
Los estudios se guían por varias
suposiciones y datos sobre la lectura, el crecimiento en la lectura, y la falla
en la lectura se discuten primero. Después de la descripción de las hipótesis y
de un breve resumen de algunas de las dimensiones fundamentales de la
instrucción preventiva, se describen una serie de medidas y procedimientos que
deben ser útiles para educadores que buscan maneras enfocarse en una instrucción
más intensiva en los niños que tienen necesidades mayores.
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