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viernes, 25 de noviembre de 2011

El amor violento: cuando nuestra pareja nos maltrata


Muchas personas condenan la violencia, sin embargo, aún vemos en nuestra sociedad que existen hombres violentos que gozan de tener pareja e hijos.


¿Qué lleva a las mujeres a mantener una relación amorosa donde prima la violencia? 
La esencia del amor maligno o violento es convertir a la pareja en objetos de uso múltiple y desprenderse de cualquier responsabilidad y desprenderse de cualquier responsabilidad frente a la existencia del otro. Es decir, estar con alguien porque satisface algunas necesidades básicas, pero no más: no hay vínculo, sólo aprovechamiento transitorio y explotación de la pareja (víctima).

El estilo antisocial se opone al sentimiento de compasión por los demás seres vivos, es lo contrario del altruismo, su opuesto natural. La persona que presente el perfil psicológico antisocial tiene cierta tendencia a disfrutar con el sufrimiento ajeno.

El desprecio que el estilo afectivo antisocial genera por los otros casi siempre termina en un maltrato cruel y sostenido, ya sea físico, psicológico o emocional. La pareja antisocial degrada moralmente, se le maltrata hasta la casi tortura o se le explota emocionalmente.

La propuesta afectiva del estilo antisocial se asienta en la base de tres esquemas profundamente patológicos y dañinos.

La primera consiste en convertir a la pareja en un objeto. A la persona antisocial no le interesa ni el dolor ni la alegría que pueda sentir su pareja y por eso la trata mal. Si en algún momento puede mostrar “amor” por alguna persona del entorno es con fines utilitarios y totalmente carentes de sensibilidad. Este tipo de persona usa a la pareja, más no la ama de verdad. 

El segundo tipo de conducta que despliega la persona antisocial se basa en el maltrato y desprecio. El paciente antisocial cree en su mente que es superior. Es por eso, que muchos hombres con este perfil patológico desprecian a sus parejas y las maltratan porque son “débiles” y merecen el maltrato.

La tercera forma de expresarse la relación amorosa con un antisocial es la irresponsabilidad interpersonal. En otras palabras, la persona antisocial afirma que no tiene ninguna obligación con su pareja. La idea del compromiso no existe y menos aún el concepto de las obligaciones adquiridas, llámense conyugales o económicas.

¿Cómo llevar adelante una relación donde el otro no asume ningún compromiso con nosotros como pareja? La respuesta es: no se puede. Para el psicólogo clínico Walter Riso “amar a un antisocial es morir dos veces: como persona jurídica, ya que pierdes el derecho a tener derecho, y como sujeto moral, porque destruyes tu identidad.”




Fuente: Radio Programas del Perú

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