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martes, 25 de febrero de 2014

EL DERECHO EN EL PERÚ AL CONCLUIR EL SIGLO XX

Justicia y Poder
Tomado de la Revista Jurídica
Transcrito por Yorcka Torres

El Derecho sin poder o en ausencia de sus manifestaciones: la coerción y la coacción, (...) sería ineficaz, y solo tendría un alcance retórico.”

El Derecho y, por ende, la justicia conviven con el poder. Esta es una primera precisión que nos recuerda Mario Meza en el libro que presentamos, Justicia y poder en tiempos de violencia. Orden, seguridad y autoridad en el Perú, 1970-2000 (Fondo Editorial PUCP, 2012, 203 pp.). El Derecho requiere del Estado o, por lo menos, de organizaciones configurativas o aglutinantes de un poder (que no siempre es el Estado) que se alza por encima de la sociedad.


■ El Derecho sin poder o en ausencia de sus manifestaciones: la coerción y la coacción, esto es, la amenaza de sufrir un perjuicio personal, material o moral (la coerción), como la espada de Damocles (el envidioso cortesano del tirano Dionisio I, rey de Sicilia) que pende sobre la cabeza de un individuo, o la coacción como el padecimiento real, efectivo de la fuerza, como la espada que cae sobre el cuello de Damocles sería ineficaz, estaría privado de sus largos y poderosos brazos y solo tendría un alcance retórico. El poder, por otro lado, no puede ser fuerza pura. En efecto,
la coerción y la coacción no bastan. La fuerza estatal o simplemente organizada requiere de una legitimidad que se la ofrece el Derecho.


■ A diferencia de lo que haría un jurista, habituado a los procedimientos formales en la tarea de discernir justicia, Mario Meza, doctor en historia por el Colegio de México, amplía como percusionista la historia reciente: no se ocupa solo de aquellos casos que se ventilan ante el Poder Judicial (o jodicial, como se dice con dulzura y popular ironía en los Andes). Meza amplía su búsqueda en un terreno, quizás más grosero y más temible, pero no ello menos imperioso para investigador: el Huallaga y, concretamente Tocache, en la época del dantesco dominio de Sendero Luminoso en esa región. Las ejecuciones se hicieron cotidianas, pero también la no menos intimidante respuesta de las fuerzas del orden. La entrevista se convierte en un valioso instrumento de acopio informativo. El informante, por ejemplo, da cuenta del miedo colectivo hacia un oficial llamado Bruno, conocido por su crueldad.

■ El libro de Mario Meza describe casos específicos que van más allá de la reflexión jurídica. La elección de casos supone una elección metodológica impecable. En la historiografía jurídica ha sido un recurso valioso, en especial en el Perú. Recuérdese, por ejemplo, entre otros, a Ciriaco de Urtecho, litigante por amor. Hermoso libro de Fernando de Trazegnies que reconstruye un caso judicial ante el corregidor de Cajamarca a fines del siglo XVIII.

Casuística Importante

■ La casuística tan importante en la vida jurídica romana, medieval e indiana, en la perspectiva contemporánea suele ser evitada por los juristas que militan en nuestra tradición legal del Civil Law o del Derecho romano-germánico. Prefieren, muchas veces, detenerse en el análisis de las normas y de las instituciones. No obstante que el caso, la lectura del expediente, de los autos procesales y, ahora, como ha hecho Meza Bazán, en el uso fluido de los periódicos nos presenta al Derecho y la justicia como un campo de Agramante, un ring de boxeo en el que luchan los poderosos y los débiles, como si un peso pesado se enfrentara (contra el fair play) con un peso pluma.

■ Entre los casos elegidos por Mario Meza se encuentra el de Huayanay, un caso especial que interpelaba al Poder Judicial: un pueblo había hecho justicia al ultimar a un exgobernador prepotente; el asesinato de ocho periodistas en Uchuraccay y el caso atroz de La Cantuta. No se detiene solo en lo que llamaríamos justicia oficial o formal, toma también lo que sería justicia popular en zonas urbano-marginales a través del diario Ojo.

■ El valor de la justicia en la sociedad. No son suficientes reglas, códigos, manuales o reglamentos. Todas las personas lo conocen, manejan y al final se ven envueltas. La justicia es como la casa del jabonero, quien no cae resbala. Recuerda la maldición castellana: ¡Tengas pleitos y los venzas!". Aun así el Derecho y la justicia suelen ser vistos por la gente común, por el hombre de pie o, como se dice en el mundo del foro (la palabra no me gusta), por el justiciable como si se tratase de un misterio, de un arcano. Finalmente, la justicia es un asunto muy serio como para que sea terreno exclusivo de los juristas. La mirada inteinterdisciplinaria la enriquece y enhorabuena.

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