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domingo, 24 de marzo de 2013

El puente del amor, donde empieza el romance de los candados


Por Dragana Jovanovic
Ciudad de Vrnjacka Banja, Serbia 13 de febrero 2013
(traducido por Jorge Contreras)

En los últimos años, candados unidos a los pasamanos del puente se han convertido en símbolos de parejas que buscan preservar su amor y otros candados han estado apareciendo en los puentes de Florencia a Montevideo, desde París hasta Moscú, desde Dinamarca a China.

Hace una década, sin embargo, los candados eran confinados a un solo puente peatonal en la ciudad balneario de serbia de Vrnjacka Banja.

En la leyenda que rodea al puente y la tradición del candado, una maestra de escuela llamada Nada encontraría a su amado, un oficial del ejército llamado Relja, en el puente en donde ellos se prometieron amor en los días previos a la Primera Guerra Mundial El soldado fue a luchar contra los alemanes en el frente de Salónica en Grecia, donde encontró un nuevo amor y se casó. Nada se dice que murió de tristeza y dolor.

La historia del dolor de Nada inspiró a parejas jóvenes a decidir no abandonarse los unos a los otros y empezar escribiendo sus nombres en candados y encadenarlos a la valla del puente donde Relja y Nada juraron su devoción. Desde ese entonces, parejas de serbios sellan sus promesas lanzando las llaves en las aguas del  primaveral río Vrnjacka.

La costumbre se mantuvo como un fenómeno local hasta que Desanka Maksimovic, un notable poeta serbio que muriera en 1993, escuchó la historia de amor del puente y escribiera uno de sus poemas más bellos titulado "una oración para el amor." Poema que se considera ha avivado el romance del puente.

En Vrnjacka Banja "El puente del amor" es fácil de detectar. A diferencia de los otros 14 puentes en el balneario de esta ciudad, sus pasamanos de orilla a orilla, se encuentran cubiertos por múltiples cadenas y candados. Todas las formas,  tamaños, latón, acero, colores negro y rojo. Cada uno con su propio mensaje o la fecha, algunos escritos con marcador permanente, otros cuidadosamente grabados en relieve.  En fin, miles de ellos.

"Es tan romántico", dijo Slavisa, un soldado de 28 años de edad, cuando aseguraba un candado en el puente que significaba sus dos años de amor por Danijela, su esposa de 26. "Es hermoso. Es original".

La fama del puente creció, y atrajo parejas amantes de toda la región y a la que se unieron turistas internacionales. Las barandas del viejo puente están cubiertas de mensajes de enamorados y grafitis  que asemejan una gruesa funda de cadenas y candados.

Si bien los funcionarios en París, Roma y otros lugares cortan las cerraduras en los puentes, los funcionarios municipales en Vrnjacka Banja no han querido interferir con la tradición ni con el amor. Y ellos no temen que el puente colapse bajo el peso del amor eterno de los visitantes y del metal. Nadie se atreve a quitar los candados viejos para que no atraer la mala suerte.

"Tenemos 14 puentes de recambio en dos ríos diferentes. Hay espacio suficiente para todos los candados", dice el Dr. Dejan Stanojevic, el jefe de un centro de rehabilitación en salud de la ciudad. "Tenemos tantas llaves arrojadas al río que pronto podríamos tener una represa y terminar en una central hidroeléctrica del amor. Todos sabemos que el amor es una fuente renovable de energía", asegura con una sonrisa Stanojevic .

Vrnjacka Banja saltó a la fama en el siglo 20 como una ciudad balneario con manantiales de aguas minerales y baños, que atrajo a pacientes que buscaban cura, figuras políticas y destacados artistas.

Hoy día Vrnjacka Banja ya no tienta tanto a los prominentes o ricos. Sin embargo el "Puente del Amor" sigue siendo una atracción, dice Vesna, un vendedor ambulante que vende candados  y las llaves por unos 500 dinares cada uno  ($ 6.25) por un candado grande o 100 dinares ($ 1.20) por los más pequeños.

"Los compradores aseguran que el sonido de las cerraduras al cerrarse  en el puente es el sonido del compromiso", dice Vesna.

Las parejas toman fotos con sus teléfonos celulares en el puente. En este día, Dusan y Branka marcaron su amor con un candado, al igual que Rocky y Ceca e Isamu y Minoko de Japón.

Katja y Zoran de Eslovenia están celebrando su décimo aniversario de boda y el establecimiento de una nueva tradición familiar.

"Estamos haciendo algo diferente, algo que va a mostrar a nuestros descendientes que también nosotros estábamos enamorados", explica Zoran. "Tiramos todas las llaves al río excepto una, la llave que va a continuar con nosotros y junto a la foto del Puente del amor y sus coordenadas GPS".

"Vamos a pasar los archivos completos con la fecha a nuestros hijos y, elloslo harán  a nuestros nietos", dijo Katja. "Sólo podemos imaginar cómo en 50, 60, 70 años, nuestros nietos o bisnietos vendrán aquí a buscar los candados de bronce con los nombres de sus antepasados ​​grabados. Oh, es tan romántico".


Quizás la historia de amor del puente y su tradición, rescate parte de ese romanticismo de la raza humana, que en los últimos tiempos ha estado siendo apartado por la superficialidad irreverente de las cosas mundanas, quizás esta historia nos devuelva felicidad en los muchos puentes de nuestro país  y retomemos este importante aspecto de la vida humana hoy un tanto dejado de lado.  

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