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domingo, 10 de marzo de 2013

Padres raros, niños normales


¿Mirar hacia el pasado nos ayuda a ser mejores padres?
Por Clancy Martín (traducido por Jorge Contreras)

Recuerdo la primera vez que uno de mis amigos me dijo que había sido azotado. Estábamos en el patio de recreo en la escuela elemental de Codo Park en Calgary, Alberta. Yo estaba horrorizado.

"¿Qué hiciste?", Le pregunté.

"No lloré", dijo él, pero yo pude notar que su memoria lo traía a punto de llorar.

Si mi madre o mi padre me hubieran azotado, estaba seguro, que hubiera huido de casa. O quizás algo más radical. Hubiera exigido el control en mi casa. Hubiera hecho que declaren a mis padres de incompetentes. Recuerdo perfectamente el sentimiento, no tanto por simpatía con mi amigo, sino más de profunda indignación moral.

En Suecia, nos leímos en Jared Diamond en “El mundo hasta el día de ayer”, que mi amigo podría haber presentado cargos criminales contra sus padres. Esta ley sueca habría sido totalmente apropiada para mí a la edad de seis años.
Diamond escribe sobre otro grupo con una visión similar de castigo corporal: "Si uno de los padres golpea a un niño",  “el otro padre puede considerar este hecho como motivo para sentar una demanda de divorcio."

Cuando mi madre se volvió a casar con mi padrastro, ella le dijo – y a menudo nos recordó lo que ella le dijo: ". Nunca intentes disciplinar a mis tres hijos", nosotros eramos tres, además de siete de sus hijos. Mi padrastro acostumbraba darles azotes. Peor aún, el golpeaba a sus hijos, mis hermanastros y hermanastras, algunos de los cuales se convirtieron en adolescentes violentos y adultos profundamente problemáticos. Pero mis dos hermanos y yo nunca fuimos tocados. Mi padrastro sólo me gritó una vez en mi vida, cuando mi madre estaba en el hospital y yo estaba monopolizando el teléfono, hablando con mi novia. Tampoco mi padre me levantó  la voz a mí (aunque sólo nos veíamos dos veces al año). Incluso mi madre nunca me gritó. Y extrañamente, nunca tuvimos mal comportamiento - al menos, no hasta que nos mudamos de casa, en que mi hermano y yo nos las arregláramos para conseguir algo más que un poco de problemas.

En “la República “y en “Las Leyes”, Platón establece las directrices para la correcta educación de los niños. Se preocupa por su bienestar, aún antes de nacer,  recomienda que las mujeres embarazadas hagan caminatas frecuentes – considerado hoy en día un consejo estándar de obstetras y ginecólogos para madres sanas - y una vez que nacen los niños deben ser transportados/cargados hasta la edad de tres años. También deberían, según el aconseja, ser instruidos con historias divertidas y no exponerlos a historias de terror que los tornen asustadizos. Tampoco se debe controlar su comportamiento a través del miedo. (Platón sostenía que todas las personas buenas deben criadas libres y sin miedo a la muerte.) Los niños deben ser criadas con jugos y no deben ser sancionados severamente. "La indebida represión salvaje  en los niños los induce a la servidumbre y los pone en conflicto con el mundo", escribe en las Leyes 7, 792 - un pasaje que, naturalmente, me recuerda a mis hermanastros. También recomienda que los niños deben participar en juegos que reproduzcan los tipos de actividades que puedan practicar en el futuro. En general, los niños aprenderán y mostrarán capacidad e inclinación por lo aprendido. En “La República”, Platón también recomienda que, en una “sociedad ideal”, los niños deberán ser atendidos en conjunto, porque dos padres solos no están a la altura de las demandas de esta tarea. (Él también piensa que las relaciones sexuales deberían ser un asunto de interés colectivo, pero esta idea, aunque fascinante no es nuestro tema en este artículo.)

Pues resulta que, de las recetas de Platón para la crianza de los niños no se aproximan a las más detalladas, formales, y probablemente menos prácticas formas de educación practicadas por muchas sociedades cazadoras – recolectoras ni por otras pequeñas sociedades agrícolas de hoy en día.

Tengo tres hijas. Por regla general no escribo a cerca de  ellos porque, como escritor estoy comprometido con la idea de que la franqueza pública sobre nuestras vidas personales, en términos generales, es un bien moral (y un secreto, moralmente peligroso), algunas cosas deben ser sagradas . Pero “El mundo hasta ayer” me ha hecho pensar cómo mis hijas han sido criadas por mí y por sus madres.

En 1994, cuando mi hija mayor nació, "Ferber-isando" (en honor al Dr. Richard Ferber, un pediatra especializado en trastornos del sueño del niño) era todo lo moderno. La idea era que los niños muy pequeños, los bebés recién nacidos, debían  aprender a dormir en sus propias camas: que ellos lloraban unas cuantas noches, pero que la según la teoría, luego se acostumbraban y dormían. Aprendí de Diamond  que esta práctica fue muy común en Alemania durante muchos años:

Las palabras mágicas para padres alemanes
fueron que los niños deben adquirir
Selbstständigkeit (que significa "autosuficiencia") y
Ordnungsliebe (literalmente, "amor al orden",
incluyendo el auto-control y el cumplimiento de los deseos de los demás)
lo más rápidamente posible .
Los Padres alemanes consideran a los niños estadounidenses
echados a perder, porque los padres estadounidenses
prestan inmediata atención al llanto de un niño.

Mi esposa y lo intentamos una vez.  Recuerdo una noche. Ella me pidió que salga de casa.  Yo no podía aceptar los gritos. Cuando regresé, una hora más tarde, nuestra hija dormía en la cama junto a ella, su boca infantil todavía se mantenía unida al pecho de su madre. Ella "co-dormía" con nosotros - a pesar de la fuerte desaprobación moral de muchos de nuestros amigos, durante años , quienes pensaban que con los mimos estábamos mal acostumbrándolos e interfiriendo con su independencia.

Cuando nació mi siguiente hija , la Ferberización todavía estaba en efecto, y mi segunda esposa, también pensó que lo correcto sería que nuestro nuevo bebé aprenda a ser independiente, que aprenda a llorar hasta quedarse dormida. Sin embargo,  luego cambió de idea y decidió que a nuestras dos hijas (una segunda que rápidamente siguió a la primera) se les permitiera dormir en la cama con nosotros durante todo el tiempo que quisieran.

Mis tres hijas son lo que Diamond llamaría niñas EXTRAÑAS: hijas de un occidental, educado, industrial, rico, y de una sociedad democrática. Según Diamond, está es la forma en que todos los niños son criados:

Seguimos el modelo del conejo - antílope:
En el que la madre u otra persona de vez en cuando
levanta y sostiene al bebé con el fin de alimentar o jugar con él,
que no llevamos al niño cargado constantemente,
el niño pasa la mayor parte del tiempo durante el día
en una cuna o un corral de juego,  y en la noche el bebé duerme por sí solo,
por lo general en un cuarto separado de los padres.

Ha! Eso desearíamos. Durante los dos primeros años de la vida de mis hijas, fue una pregunta al aire si ellas debían caminar o no. De hecho, la mayor nunca gateó porque ella desarrolló la más eficiente práctica de sentarse y gritar o llorar hasta que era recogida y llevada a cualquier lugar al que quería ir. Mis dos hijas menores, ahora a las edades de seis y ocho, exigen regularmente  ser transportados cuando están cansadas ​​de caminar. Un amigo mío, un artista del tatuaje, a menudo tiene a sus chicas con él en su estudio todo el día, rodeado por los instrumentos de su oficio - precisamente ese tipo de "herramientas peligrosas" que Diamond dice a las que están expuestos  sólo los niños de las sociedades cazadoras-recolectoras.

El mismo problema se extiende a las generalizaciones  que Diamond hace acerca de cómo padres occidentales disciplinan y educan a sus hijos. Él ha hecho un trabajo fascinante al estudiar cómo las sociedades de “cazadores-recolectores” crían a sus hijos, pero no parece que haya pasado tiempo suficiente observando cómo los contemporáneos occidentales realmente criamos a nuestros hijos. Es probablemente cierto que la mayoría de nosotros deseamos que nuestros hijos pasen horas "jugando con sus casi reales juguetes de plástico comprados en la tienda", pero el hecho es que no lo hacen. Una ves desenvueltos sus regalos de Navidad, en una hora tienen más diversión  saltando en burbujas de plástico que volando los helicópteros a control remoto de $ 50 dólares.

Lo que estoy diciendo es que la diferencia entre "sus hijos y de nuestros hijos", es mucho más pequeña que lo que sostiene Diamond, y de lo que nos gustaría pretender que fuera.

Aún violentos correctores como mi padrastro - la excepción, el no la regla, en nuestra sociedad - se encuentran entre los cazadores-recolectores: Diamond nos cuenta la aterradora historia de una madre que golpea a su hijo hasta que, aún insatisfecha por las lágrimas del niño, le frota la cara con las ortigas.

Yo veo una diferencia fundamental entre la forma de paternidad de los padres en el Oeste y de los padres en las sociedades que Diamond describe: Nosotros padres raros de niños raros nos preocupamos más acerca de si estamos o no criando bien a nuestros hijos. Mentimos acerca de la forma en somos o no padres, somos hipócritas y juzgamos a otros padres por no hacer lo que nosotros tampoco hacemos (o por hacer lo que nosotros mismos también hacemos). Gastamos millones de dólares en libros, juguetes, manuales, tutores y videos para nuestro propio entretenimiento y educación y la de nuestros hijos, y aún así nos sentimos asustados acerca de si estamos o no haciendo lo correcto. Primero decimos que "helicópteros" son necesarios en el aterrador mundo contemporáneo , luego asentimos que esto es moralmente censurable, Luego dejamos hacer la crianza de nuestros hijos, para que sea de la nueva manera, y luego decimos que somos unos  vagos irresponsables. Nosotros hacemos de padres con "amor y lógica", tal como se  prescribe en los últimos libros mejor vendidos.

Diamond dice: "Vale la pena considerar seriamente las lecciones de todos estos experimentos de crianza de niños que se ha prolongado por tan largo tiempo. Yo creo que nosotros no tenemos que considerarlas, la mayoría de nosotros ya estamos practicándolas. Desde el momento en que son recién nacidos, los niños son bastante claros acerca de sus necesidades, acerca de lo que les sirve a su florecimiento y a lo que interfiere con él - y la mayoría de nosotros, ya sea que lo admitamos o no, seguimos su programa con la suficiente rapidez, así sucedió cuando mis dos esposas y yo dimos cara a la popular convicción moral del método Ferber que explicaba como todos los buenos padres enseñan a sus bebés a dormir solos.

Usted los nuevos padres: sus instintos de crianza de los hijos son el producto de cientos de miles de años de programación evolutiva. Una forma que podrías  estropear si comienzas a preocuparte demasiado por ella.

Comentario
Cualesquiera sea la forma en la que los padres deseen criar a sus hijos, ellos desde recién nacidos serán lo suficientemente claros acerca de sus necesidades a la que los padres tendrán que acceder de una manera u otra.  La preocupación en la infancia y adolescencia sin embargo es otra cosa pues la preocupación de los padres marcará sus caracteres e inclinaciones.

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