Tomado de Teaching Strategies
¿Sabemos los Papas leer? Más específicamente ¿sabemos cómo leerle a los niños?
Casi todos los adultos que tienen niños pequeños saben que compartir libros con ellos es una importante forma de promover sus habilidades de lectura. Sin embargo, algo que ignoran es que las investigaciones muestran que la forma y las características sutiles de como los adultos actúan en la lectura de esos cuentos e historias, hace la gran diferencia en su aprendizaje, interés y alfabetización, por lo que lamentablemente una mayoría de adultos no utiliza estas técnicas simples y efectivas.
El primer paso para convertirse en un mejor lector para niños es entender a donde está mirando nuestra joven audiencia cuando leemos. Aunque se podría suponer que tal como nosotros, están viendo las palabras, algunos experimentos de seguimiento ocular en los niños, (que utilizan equipos especiales para identificar a dónde se dirigen sus miradas), nos revelan que los niños en edad pre escolar se enfocan en la escritura de las palabras solo en un cinco a seis por ciento del tiempo.
Que ellos en cambio, durante la mayor parte del tiempo, dedican su atención a las fotos, imágenes o nos están mirando a la cara. Muy pocas de sus preguntas o comentarios se refieren a las palabras mismas (escritas), o bien, sus interjecciones tienen que ver con las ilustraciones, o preguntan acerca del contenido de la historia.
Sin embargo, los estudios demuestran que la capacidad avanzada de lectura en los niños depende del "conocimiento de lo escrito e impreso" y no de la experiencia general que ellos tengan con los libros.
Una investigación reciente demuestra que cuando se desconoce la técnica, los adultos rara vez comentan a los niños acerca del conocimiento de los escrito o impreso, entonces los niños quedan abandonados a su suerte.
El "conocimiento de lo escrito o impreso" nos alerta de como es en los niños la mecánica de su proceso de lectura, de la misma forma en que el idioma y las palabras se leen de izquierda a derecha y las palabras escritas le asignan el sentido a las palabras habladas. Si bien en los adultos se comprende este conocimiento, las investigaciones nos demuestran que los niños adquieren mayor beneficio cuando estos aspectos del conocimiento de lo escrito o impreso se les señala explícitamente.
En un estudio de la revista "Desarrollo en niños", llevado a cabo en el estado de Ohio, en los Estadios Unidos, la profesora Shayne Piasta y otros colegas nos dan a conocer que cuando los maestros de preescolar le pidieron a los estudiantes que escribieran o dibujaran mientras ellos les leían las habilidades de los niños mejoraron en la lectura, la ortografía y la comprensión. Estos resultados positivos fueron de larga duración, tanto así, que conservaron lo aprendido hasta dos años más tarde.
El señalamiento de los escrito o impreso puede ser no verbal, solo apuntando a las letras o a las palabras en la página, o puede ser hablado. Por ello esta es una práctica fácil que se debe adoptar.
Unos ejemplo
Pregúntele al niño: "¿Dónde debería comenzar a leer en esta página?", tú "¿Conoces esta palabra (la primera palabra)?"
Dígales: "Veo tres letras mayúsculas en esta página, ¿Puedes encontrarlas?", o
"Este puntito aquí significa el fin, y me dice que he llegado al final de la frase.
"Señalesle," Este es el título del libro, está en la portada principal y también en el interior",
y "Este es el nombre del autor". El (el autor) escribió todas las palabras que se ven en este libro".
La profesora Shyne Piasta propone que este tipo de intervenciones por parte de los adultos o maestros, fomentarán nuevas habilidades de lectura en los niños de dos maneras.
Primero, aumentará directamente la cantidad de tiempo que los niños dedican su atención a la escritura o dibujo.
Y segundo, les proporcionan información calra sobre las formas y funciones de lo escrito o impreso, ayudando a los niños a aprender en el momento y recordar en el futuro.
Interesantemente, la profesora Piasta nos hace ver, que en libros que ponen en relieve o resaltan algunas palabras, mediante el uso de fuentes diferentes o por ejemplo, señalando algunas letras, por ejemplo, rodeándolas con burbujas, no facilitan ni mejoran el conocimiento de los niños sobre lo escrito o impreso.
Lo que verdaderamente importa es que los adultos que leen a los niños se tomen el tiempo para mostrarles cómo se hace.
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